lunes, 16 de febrero de 2015

Morir en su boca






(para NZA)


Morir en su boca fue cosa sencilla.
Un puente y un río, la noche entregaba
una hebra de luna besando la quilla,
portento del aire la luz perfumaba.

Y fue de mi borde y fui de su orilla
y un ardor salobre que se retoñaba
como una paloma, probó la mejilla
donde cada sueño comienza y acaba.

Y así como el día la noche desmembra
a pura estridencia de voces cansinas
sembrando de asfalto la nueva alborada:

como un arrebato del macho y la hembra,
solemos -de nuevo- rondar las esquinas
toda ella que es aire y yo...que soy nada.